Políticas de Chávez disparan precio de productos básicos



El precio de los efectos electrodomésticos está por las nubes, las farmacias informan de escasez de medicinas y General Motors planea parar su planta de ensamblaje el próximo mes a medida que las consecuencias de la decisión del gobierno de ahorrar divisas se extiende a la debilitada economía venezolana.
"Hoy no hay ni leche, frijoles, pollo, carne, mantequilla ni aceite de cocinar'', afirmó Francisco Quintero en una tienda del gobierno que vende artículos de primera necesidad subsidiados para los pobres.
El presidente Hugo Chávez culpa al capitalismo de los problemas económicos mundiales, pero en este caso él tiene en parte la culpa de los problemas en Venezuela.
La profunda baja del precio del petróleo, que se espera que reduzca a la mitad los ingresos petroleros de Venezuela este año en comparación con el 2008, está fuera de su control. No obstante, Chávez gastó tanto en subsidios para los pobres durante los años del auge petrolero --y no se ocupó de diversificar la economía-- que no tiene suficientes divisas para continuar gastando en importaciones.
Se calcula que que el Banco Central tiene $28,000 millones en reservas de divisas, lo suficiente para nueve meses de importaciones. Pero al bajar las reservas el gobierno ha comenzado a limitar los dólares que vende a los importadores a una tasa de cambio preferencial. La medida podría hace aumentar la inflación, que ya es la mayor de América Latina, 30 por ciento, indicó Domingo Maza Zavala, economista de Caracas. Zavala espera que la economía venezolana se contraiga este año en un 1 o 2 por ciento.
Hasta ahora Chávez no ha pagado políticamente por las consecuencias de la crisis económica, pero las primeras protestas populares han comenzado a asomar.
Varios miles de estudiantes universitarios marcharon el miércoles pasado por el centro de Caracas para protestar contra los planes del gobierno de reducir en 6 por ciento el gasto en la educación superior.
Una de las costosas medidas de Chávez para facilitar la vida de los pobres fue establecer tiendas, conocidas como mercales, que venden productos alimenticios básicos a precios 40 por ciento por debajo de lo que cobran los supermercados.


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