05/Mayo/2012 Por: RAFAEL MÉNDEZ/ Madrid, España._ Japón
sigue dando argumentos a los enemigos de la energía nuclear. Tokio tiene
previsto desconectar hoy el reactor 3 de la nuclear de Tomari, el último de los
54 del país, que antes del desastre de Fukushima producían un 30% de la
electricidad del país. La oposición de las prefecturas impide de momento poner
en marcha las nucleares y la OCDE ya ha advertido a Tokio de que se enfrenta a
un grave problema económico (pérdida de competitividad y aumento de las
importaciones) y a la amenaza de apagones en verano si no comienza a
conectarlos.
Tras el accidente de Fukushima, el 11 de marzo de 2011, que
ha dejado miles de desplazados, Japón paró 17 reactores de la costa este del
país. Algunos quedaron dañados por el tsunami, otros, como el de Hamaoka,
estaban en zona altamente sísmica. Después, y conforme les llegaba el turno de
las paradas de recarga de combustible, fueron apagando el resto, sin fecha de
reinicio. La patronal nuclear de Japón anunció el mes pasado que el Gobierno ya
tenía los resultados de las pruebas de resistencia de 16 reactores pero que aún
no había decidido. Desde 1970, cuando el país tenía solo dos reactores, no se
encontraba sin energía atómica. Japón era, tras Francia y EE UU, el tercer país
más nuclearizado.
Luis Echávarri, director
general de la agencia nuclear de la OCDE, detalló ayer por teléfono lo la
situación: “Tradicionalmente en Japón son los prefectos los que aceptan o no
los reactores. Y aunque muchos han superado las pruebas de resistencia, las
autoridades locales se niegan a conectar de nuevo las centrales”. Echávarri
atribuye la situación a “la pérdida de credibilidad del Gobierno y de la
industria nuclear”.
El accidente de Fukushima sacó a la luz la estrecha
vinculación entre las eléctricas y el Ejecutivo y la imprevisión en caso de
tsunami. Además, había indicios previos. En 2007, un terremoto superó por más
del doble las bases de diseño sísmico de la nuclear de Kashiwazaki-Kariwa.
Nunca antes había sucedido en el mundo. En 2011, una réplica del gran terremoto
excedió las bases de diseño de Onagawa.
Tras Fukushima, Tokio anunció que el Ministerio de Medio
Ambiente (sin relación con la industria) pasaría a controlar la seguridad
nuclear. Ese cambio legal debía estar listo en abril, pero sigue en debate,
algo que no ayuda a dar credibilidad.
Para los ecologistas, el caso japonés es un ejemplo, un
símbolo. “Es una demostración muy clara de que se puede vivir sin nucleares. Es
solo una decisión política”, afirma Carlos Bravo, de Greenpeace, que destaca el
ahorro de energía que ha logrado Japón en solo un año.
El principal problema llegará en verano, cuando el país
tiene la máxima punta de demanda eléctrica debido a los aires acondicionados
contra el calor, sofocante, húmedo. En los grandes edificios de Tokio, por
ejemplo, ni se pueden abrir las ventanas. El año pasado, el metro de la capital
funcionó casi a oscuras y sin muchas escaleras mecánicas y los japoneses se
embarcaron en un formidable ahorro en su vida diaria. Sin embargo, este verano
puede ser peor, ya que hay menos nucleares y la producción industrial se
recupera.
Al ser un archipiélago, no puede importar electricidad
directamente del exterior, que es lo que ha hecho Alemania para suplir sus
nucleares. Así que Japón ha sustituido la producción nuclear con la importación
de gas licuado y carbón. En el último año (hasta marco de 2012), la balanza
comercial del país mostró un déficit de 54.000 millones de dólares, y por
primera vez desde 1980 registró un déficit comercial, principalmente por el
aumento de la importación de combustibles.
Tokio ha lanzado también un programa de renovables (hasta
ahora casi inexistente), pero aún tardará años. En los últimos seis meses tres
delegaciones japonesas (del Gobierno, de la industria y de un instituto de
desarrollo) han visitado España para conocer el sistema de primas españolas y
el 17 hay previsto otro encuentro. Entre otros, los representantes japoneses se
citaron con la Fundación Renovables. “Conocían bien lo ocurrido en España con
la eólica y la fotovoltaica y preguntaban con mucho interés”, según un portavoz
de la fundación. “Las renovables están muy bien, pero tardarán 15 años en
tenerlas en marcha”, aclara Echávarri.
El sector nuclear insiste en que aun con tres reactores en
funcionamiento “si bien no se llegaron a producir apagones, la situación del
país era crítica”, según explica el Foro Nuclear en un correo. María Teresa
Domínguez, presidenta del Foro, afirma en un comunicado: “Ahora se van a parar
los reactores que seguían operativos para mantenimiento e inspección, y
confiamos en que vuelvan a operar si las pruebas reflejan que son seguros, ya
que Japón y especialmente Tokio necesita contar con la energía nuclear”. Según
el Foro, sin nucleares un 5% de la demanda eléctrica del verano no podrá ser
cubierta en los picos de demanda.
El apagón llega en un momento delicado para la industria
nuclear. Reino Unido, que lanzó un programa de construcción de reactores, ha
visto cómo el consorcio de las alemanas RWE y E.ON se ha retirado y cómo GDF
Suez y Centrica han pedido más garantías públicas para invertir en nucleares.
Iberdrola —que mantiene una alianza con GDF— mantiene formalmente su apuesta.
Fuentes del sector consideran que es un problema de
financiación en un momento de difícil acceso al crédito y en el que el gas no
convencional se ofrece como una alternativa cada vez más barata para producir
electricidad.
En Francia, François Hollande, favorito en las encuestas, ha
prometido que en el próximo quinquenio cerrará la nuclear de Fessenheim. Se
trata de la más antigua del país, aunque es seis años más joven que Garoña.
Estados Unidos construirá cuatro reactores, pero en Estados
sureños, donde tienen garantizado el precio de la electricidad producida. En el
resto la opción es alargar la vida útil hasta los 60 años e incluso se plantean
ir más allá.
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